Un debate interesante que se da en el ámbito empresarial es la pregunta comparativa del IQ vs EQ. Para entrar en este debate debemos entender a qué se refiere cada uno de estos términos, por un lado, la inteligencia cognitiva (IQ) mide la capacidad para procesar información y resolver problemas lógicos, y por el otro, la inteligencia emocional (EQ) se centra en la gestión y el entendimiento de las emociones propias y ajenas.
Históricamente en las empresas, el IQ dominaba la selección de personal, considerándose clave para el éxito de los negocios en contratar talento que tuviese alta inteligencia cognitiva. Sin embargo, en la actualidad se ha demostrado que la EQ puede ser incluso más importante. La inteligencia emocional se asocia con habilidades cruciales para el éxito laboral, como la autoconciencia, la autorregulación, la motivación, la empatía y las habilidades sociales; quienes poseen una alta EQ pueden tomar decisiones conscientes, mostrar resiliencia ante situaciones cambiantes y mantener la calma bajo presión.
En el ámbito empresarial, la EQ se traduce en líderes efectivos que manejan equipos, resuelven problemas y comprenden las necesidades de sus colaboradores. Además, facilitan la comunicación y crean relaciones de confianza. Por otro lado, los empleados con alta EQ en atención al cliente ofrecen un mejor servicio, comprenden las necesidades de los clientes y manejan situaciones difíciles de forma creativa y efectiva.
El poder de la inteligencia emocional para inspirar y motivar a los demás, construyendo relaciones de confianza y creando ambientes de trabajo positivos con el fin de lograr objetivos comunes, resulta en trabajadores inspirados y motivados. La inteligencia emocional ha ganado terreno como factor determinante del éxito en las empresas.
Fortalecer la inteligencia emocional para el éxito empresarial en el competitivo mundo laboral actual, se ha convertido en un factor determinante para el éxito tanto individual como de los negocios, centrándose en la gestión de las emociones propias y ajenas y de habilidades esenciales para la productividad, el liderazgo y la satisfacción laboral.
Para fortalecer la EQ en las organizaciones, se recomiendan incluir pruebas y evaluaciones que identifiquen candidatos con alto potencial emocional pero al mismo tiempo fomentar la capacitación del personal existente en habilidades blandas; ofreciendo cursos que desarrollen la autoconciencia, la empatía, la comunicación efectiva y la resolución de conflictos, ofreciendo apoyo individualizado a los empleados a través de coaching para que desarrollen sus habilidades emocionales y alcancen su máximo potencial, premiando a los empleados que demuestren un alto nivel de inteligencia emocional en su desempeño diario y promoviendo una cultura de respeto, colaboración y comunicación abierta que fomente el bienestar emocional de los empleados.

Alfonso Méndez-Vigo
Director Ejecutivo de WayBetter, MBA e Ingeniero con más de treinta años de experiencia dirigiendo operaciones de empresa nacionales y transnacionales.
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