En el mundo laboral, solemos asociar el crecimiento profesional con habilidades técnicas, experiencia o logros medibles. Sin embargo, hay un conjunto de competencias igual de importantes —aunque menos visibles— que pueden marcar la diferencia entre estancarse o avanzar: las habilidades emocionales.
🌱 Las emociones también trabajan
Las emociones no se quedan en casa cuando entramos a la oficina. Nos acompañan en reuniones, decisiones, conflictos y logros. Ignorarlas no las hace desaparecer; al contrario, pueden influir silenciosamente en nuestro comportamiento, relaciones y desempeño.
Reconocerlas y gestionarlas adecuadamente no solo mejora el clima laboral, sino que también fortalece nuestra capacidad de liderazgo, comunicación y resolución de problemas. Un equipo emocionalmente inteligente es más colaborativo, creativo y resiliente.
😌 Emociones comunes en el trabajo
Aquí algunos ejemplos de emociones que todos hemos experimentado en el entorno laboral:
- Ansiedad antes de una presentación importante o una evaluación de desempeño.
- Frustración cuando los resultados no salen como esperábamos.
- Alegría al recibir reconocimiento por un buen trabajo.
- Enojo ante situaciones injustas o malentendidos.
- Inseguridad al asumir nuevas responsabilidades.
- Empatía al apoyar a un compañero en momentos difíciles.
Saber identificar estas emociones y gestionarlas de forma saludable es clave para mantener relaciones laborales sanas y tomar decisiones acertadas. Por ejemplo, reconocer la frustración a tiempo puede evitar que se convierta en resentimiento o apatía.
🧠 Inteligencia emocional: más que una moda
La inteligencia emocional no es solo un concepto de moda en recursos humanos. Es una habilidad concreta que incluye:
- Autoconciencia: saber qué sentimos y por qué.
- Autorregulación: manejar nuestras emociones sin reprimirlas ni dejarnos arrastrar por ellas.
- Motivación: mantenernos enfocados y positivos incluso ante desafíos.
- Empatía: comprender lo que sienten los demás, más allá de las palabras.
- Habilidades sociales: comunicarnos con claridad, resolver conflictos y construir relaciones sólidas.
Numerosos estudios han demostrado que los líderes con alta inteligencia emocional logran mejores resultados, retienen talento y crean entornos de trabajo más saludables.
🚀 ¿Por qué es clave para ascender?
Desarrollar habilidades emocionales puede ser el factor diferencial que te impulse hacia roles de mayor responsabilidad. ¿Por qué?
- Mejora la toma de decisiones: Las emociones influyen en cómo evaluamos riesgos y oportunidades. Un líder emocionalmente inteligente sabe cuándo actuar con firmeza y cuándo escuchar más.
- Fortalece relaciones laborales: Un líder que escucha, comprende y responde con empatía genera confianza y compromiso.
- Reduce conflictos: Manejar emociones evita reacciones impulsivas y promueve soluciones constructivas.
- Aumenta la resiliencia: Saber gestionar el estrés y la frustración es vital en roles de mayor presión.
🛠️ No es magia, se entrena
El reconocimiento y manejo emocional no es un talento innato exclusivo de unos pocos. Es una habilidad que se puede aprender, practicar y fortalecer. Algunas formas de desarrollarla incluyen:
- Practicar la escucha activa.
- Hacer pausas para reflexionar antes de reaccionar.
- Pedir retroalimentación sobre nuestro estilo de comunicación.
- Participar en talleres o leer sobre inteligencia emocional.
- Observar nuestras emociones sin juzgarlas.
En resumen: si aspiras a roles de supervisión o liderazgo, no basta con saber hacer el trabajo, también necesitas saber cómo relacionarte contigo mismo y con los demás. Porque al final, las emociones también son parte del equipo.

Daniela Alcántara
Psicóloga clínica egresada de la Universidad Católica Andrés Bello, con más 15 años de experiencia acompañando a personas, equipos y comunidades en el desarrollo de herramientas que promuevan un desempeño integral y sostenible.